Fabian

Esta es la primera vez que decido contar mi historia de vida, la que muy pocos saben y difícilmente creerían al conocerme por el estilo de vida que he llevado.

 

Nací el 26 de enero de 1994 en el sanatorio de La Española. Aparentemente sin ningún problema, me enviaron a mi casa.

 

A los 15 días de nacido tuve mi primer control, donde no detectaron ninguna irregularidad.

 

Dos días después de esto, en la noche mis padres notaron que estaba morado y con problemas para respirar. Rápidamente me llevaron a la emergencia donde se encontraron con que tenía doble cardiopatía congénita CIV (comunicación intraventricular) y coartación de aorta.

Me hicieron una cirugía paliativa de urgencia en el hospital Italiano. La cual tuvo éxito.

 

Al año cuando ya logré tener el tamaño y peso correcto. Me volvieron a operar en el hospital Italiano. La operación volvió a salir bien.

 

Unos días luego de esta segunda operación comencé con fiebres y se me detecto una infección generalizada por estafilococos. Se me desprendieron las grampas que cerraban mi operación y estuve 35 días en CTI. Donde contra todo pronóstico pude sobrevivir.

 

Hoy en día tengo 26 años. Una vida totalmente normal y muy hermosa.

 

Nunca volví a tener ningún problema, todos los controles excelentes.

 

Desde pequeño jugué al fútbol hice las inferiores en Danubio y Boston River. Además, entrene boxeo durante años.

 

Al día de hoy hago 1 hora de gimnasio y corro 10 km diarios.

 

He conocido varios países, en alguno de ellos pude practicar deportes extremos. Escale el Comapedrosa, es el pico mas alto de los pirineos en Andorra 2942 metros de altura.

 

Maneje varias empresas en distintos rubros.

 

Y el haber sido operado nunca impidió, ni va a impedir ninguno de mis sueños.

 

La razón por la que decidí contar mi historia es para que los padres o niños operados puedan ver que se puede tener una vida totalmente normal.

 

Somos niños normales con una importante particularidad que nos une y es la fuerza de querer vivir y las ganas de hacerlo. Termino este relato agradeciendo a todos los que estuvieron presentes en todo mi proceso. Ellos son los que verdaderamente vivieron esta situación. Porque yo no tengo memoria de lo acontecido. Principalmente a mi madre Liliana Michelis y mi padre Eduardo Bardanca. No solo por siempre estar acompañándome a lo largo de mi vida, sino porque fueron ellos los que me hicieron entender que, si llegué a esta vida y pude superar lo insuperable, es por la fuerza y ganas de estar en este mundo. Y lo que mas agradezco es que nunca me negaron hacer nada, todas mis locuras de chico, deportes, negocios, viajes, absolutamente en todo tuve el apoyo necesario. Y eso es lo que quiero trasmitir en esta redacción, el apoyo es lo mas importante y el hacernos sentir que somos especiales por seguir vivos.

 

Mucha fuerza a todos los que están pasando por esto. La fe mueve montañas.