Agustín

Hace 7 años y medio que nuestra vida cambió completamente. La venida de un hijo siempre es un milagro en la vida de una persona, pero nosotros tuvimos el milagro de ser los padres de Agustín.

 

Durante el quinto mes de embarazo, en la ecografía estructural, vieron que no se veían las cuatro cavidades del corazón. Luego de pase a especialista le diagnosticaron ventrículo izquierdo hipolásico, o dicho de otra manera, no se le había formado la parte izquierda del corazón. Hasta ese momento nunca habíamos escuchado sobre cardiopatías congénitas, no teníamos idea de lo que nos estaban hablando. Y sobre todo, no teníamos idea de qué vida le podía esperar a nuestro hijo.

 

Fueron meses de muchos miedos, pero por alguna razón, decidimos que si Agustín tenía que seguir adelante o no, no iba a ser decisión nuestra. Que sería decisión de Dios, la vida o el destino, pero no nuestra. Así que optamos por ir hasta el final y hacer todo lo que estuviera a nuestro alcance y más para que saliera adelante. Le estaremos eternamente agradecidos a los médicos y familias que habían pasado por algo similar que nos orientaron en ese entonces para encontrar el camino.

Después de 2 años y medio de muchas cirugías, cateterismos, muchos miedos pero también muchísimas alegrías, hoy tenemos un hijo feliz, que junto a sus hermanos llena de luz nuestras vidas y no solo con una vida normal sino tan llena de energía!!!. Contestando a la pregunta más frecuente, “y ahora, ¿qué? ¿qué vida adulta le espera? ¿le faltan más cirugías?”. Y ahora hay que esperar, se nos acabó la agenda, no hay más cirugías programadas por ahora. Estamos en manos de cómo responda el medio corazón de Agustín de ahora más y sobre todo, de lo que Dios quiera para él.

 

Cuando terminamos con sus cirugías nos dimos cuenta que parecía que terminar con el plan era el fin en sí mismo, pero cuando uno llega se da cuenta que es parte del viaje y el verdadero desafío empieza ahora. Agustín va a vivir toda su vida con su medio corazón y esos dos años y medio llenos de cirugías fueron nada más que el comienzo de su vida para que pudiera seguir adelante.

 

Ahora con un poco de distancia de los momentos más difíciles nos damos cuenta que la cardiopatía de Agustín no es nuestro principal desafío como familia. Nuestro verdadero desafío como padres es que Agustín y sus hermanos sean personas felices, buena gente, humildes de corazón y agradecidos con la vida. (Pavada de desafío). Todo esto que vivimos nos ayudó a lograrlo un poquito más y nos sentimos privilegiados por eso.